Podríamos hacer un tratado sobre la altura y sus efectos. Efectos en humanos, efectos climáticos, efectos especiales… pero nos convoca el efecto en las uvas, claramente.
Pueden encontrar data un poco mas especifica en este articulo escrito por nuestro amigo personal (porque si una vez comiste rabas con la mano en la misma mesa con una persona, podes considerarla tu amigo personal) Alejandro Martínez.
Yo voy para otro de los efectos de la altura, el comercial. Efecto que me llevo ayer al Salón Vino de Altura (hoy también esta) y que fue mi debut en un evento vinateril. Me cruce con algún que otro conocido, con escritores de blogs, con tipos que tienen programas de radio… en fin, toda gente entendida. Y yo, haciendo de receptáculo de venenos.
Voy a hacer una breve reseña: Lugar muy bonito, un hotel en la zona de Plaza San Martín. El salón era grande, sin embargo, alrededor de las 7:30 estallaba de gente. Se volvió complicado el acceso a los stands y el transito por el lugar, que, copa en mano era casi peligroso. La cantidad de expositores me sorprendió, esperaba menos. Muy buena convocatoria, entre gente del negocio e invitados (hay una categoría aparte para gente como yo, que no es del negocio, no entendía nada, pero fue igual).
Algo que me gusto fue que algunos stands eran “atendidos por sus dueños”. Creo que tiene un valor agregado el poder hablar directamente con el dueño del circo, el lugar del mono. Al menos la cara que uno pone cuando prueba el vino es vista por quien la tiene que ver. Es como un regalo, uno no puede disimular cuando algo le gusta o no.
Hubo 3 o 4 vinos de los que probamos (fui con mi pastor, claro esta…) que recuerdo me gustaron. A saber: Los Morros Malbec (no me pregunten año… creo que 2009) fue el que mas me gusto, Castillejo Malbec 2006, el torrontés también de Castillejo, y me olvido de uno o dos… Ahora entiendo a los que anotan. De la bodega Humanao también me había llevado un lindo recuerdo, Ah! Y el Amauta Syrah 2006…
Los torrontés estaban raros… algunos muy expresivos en nariz, pero caídos en boca, otros muy cerrados, otros interesantes, pero raros en líneas generales. Ningún fiel exponente, todos con su característica particular.
Cuestión, probé lo que llegue a probar y después entre el calor y la cantidad de gente, se puso incomodo el asunto, así que me despedí de mi primera experiencia en eventos vitivinividivinciriles.
Algo que me quedo: el fin de este evento es claramente comercial, y conocer el precio de los vinos no era detalle menor, sobre todo para quienes comercian vinos. Y en ese juego de precios, de debatir si un vino vale lo que cuesta, me sentí un poco útil. Porque desde mi humilde desconocimiento, era lo mas objetivo que podía ser. Así que de ese modo íbamos jugando a “cuanto pagarías por la felicidad que esto te genera?” y ahí descubríamos verdaderos buenos precios, verdaderas obviedades y verdaderos choreos.
Así cierro, mas naides se crea ofendido pues a ninguno incomodo… al fin y al cabo es cuestión de gustos y, a decir verdad, a mi la altura me da un poco de miedo….