Todos alguna vez tuvimos un mal momento anímico, pero que no necesariamente era por un problema físico. Y también puede ocurrir al revés, tener algún malestar corporal, pero sin embargo estar bien de ánimo.
Yo, personalmente, suelo encontrar mayor influencia en la parte anímica. Ergo, si un día estoy muy bien anímicamente, el vino que este tomando va a estar particularmente mejor que cualquier otro día. Puedo citar miles de momentos y de vinos, como el Alta Vista Atemporal que tome con mi novia el día que se recibía, o el Kaiken Cabernet que tomamos el sábado con mi amigo Luiggi en la cena. Buenos momentos que resaltaron el vino.
Ahora, es difícil que estando bajo de ánimo, el vino parezca feo. Si, feo. Puede que no lo encontremos tan rico como estando bien, pero incluso, capaz que ni tenemos ganas de tomarlo. Pero eso no lo pone feo. Si tomas un vino y tiene mal sabor, te deja gusto raro, es por dos motivos: o el vino esta mal o vos estas mal. Maridajes fuera de la cuestión.
Ayer viví esto en carne propia. Encare a la degustación de Alfredo Roca, llegue un ratito antes y todo normal. No me sentía ni mal, ni nada. Un poco de frío nomás. Día de trabajo normal, visita al medico por la tarde, recorrida por algunos negocios del barrio., almuerzo livianito con 3 o 4 sanguchitos de miga empujados con agua. Durante el día solo tome agua y algún mate, pero eso no suele hacer que los vinos me resulten feos. Con Il Formica solemos tomar unos mates y después tomar unos vinos y nunca un problema.
Primer mal síntoma de la noche: me empecé a morir de frío. Estábamos en un lugar cerrado, y con bastante gente. Imagínense 20 personas en un living mediano, como para que se figuren. Tenía las manos y los pies helados.
Probamos el primer vino, un Chardonnay. En nariz ya se le notaba la madera, la fruta amanzanada, venia bien. Lo pruebo. Alarma. No puede estar tan acido… hmmm. Ni me puede estar raspando así… mejor ni opino y espero el siguiente. Pasamos al Pinot Noir, y la misma historia! En nariz bien, en la boca un desastre. Amargo, todo mal… La gente alrededor, chocha con el vino.
No había caso, el problema era yo. Se lo comente a mi novia así como a Il Formica, y quede casi al margen de lo que sucedía. Todo era un ataque a mis sentidos. Y a medida que pasaba el rato, tenía cada vez mas frío.
Después probamos el Merlot y terminamos con el Malbec Family Reserve, y fue lo mismo que nada. En casa tome una copa de un vino que se que me gusta, y la misma sensación. Así me fui a dormir, preocupado y, casi, dolorido. No, no en el sentido figurado, me dolía la boca, la lengua, sensación fulera.
A todos nos puede pasar, así que un mal día puede no ser solo anímico o tener síntomas físicos previos. Tal vez se presente con el primer sorbo de vino, como me paso ayer. Los vinos, según dicen, estaban muy buenos. Voy a tener que esperar y darme una segunda chance.
un apel a dei, quips de doctor agüei.
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